Liga Jornada 34
Futbol Club Barcelona 2
Athlétic de Bilbao 1
El equipo catalán remonta el tanto inicial de Aduritz con el coraje y las ganas que le han faltado en los últimos encuentros, Pedro y Messi consiguen batir a un gran Gorka para seguir en la lucha por la Liga.
Después de encadenar la peor racha de derrotas en once años, tres, y ir perdiendo un partido que podrías estar ganando por tres o cuatro goles de diferencia, si encima te sacan pañuelos y te silban lo único que puedes hacer es agachar la cabeza y seguir trabajando. El Barça lo había hecho durante todo el partido, ante el mejor Athlétic de Bilbao de los últimos tiempos el conjunto de Gerardo Martino ha sacado el corazón y la fe y se ha llevado el partido. En las ocasiones menos claras, los locales han conseguido revertir el marcador. Porque? Porque la inercia del trabajo realizado ha llevado al Barça a ganar, a parecer a aquello que le hizo grande: un equipo. Hoy, eso ha dado frutos y cuando más se han necesitado los jugadores se han encontrado entre ellos. Como base bien, pero ante un futuro difícil se requiere más que esfuerzo y sacrificio para volver a campeonar.
Los dos apretaron los dientes, uno por deber y el otro por ilusión. El Barça no podía cometer otro error y el Athlétic sabía que después de la victoria del Sevilla debía puntuar en el Camp Nou para proteger la plaza de Champions. Valverde concienció a los suyos que debían aprovechar el mal momento del Barça y los Bilbaínos salieron a por todas, presión arriba y en campo contrario para dificultar la salida de balón del Barça. A los locales les costó coger el timón del partido, pero iban asustando al Athlétic con ocasiones de gol; la introducción de dos extremos en el ataque azulgrana liberó a Messi, mucho más participativo que en los últimos días, el argentino asistió con astucia y trabajo en la presión cuando los de Valverde salían. Con Alexis y Pedro hiperactivos pero menos finos de lo habitual, el Barça empezó a fallar ocasiones de gol cantadas, asistidos por Messi e Iniesta y detenidos por un Gorka felino y una retaguardia llena de valor, el Athlétic de Bilbao aguantó las envestidas cules como pudo y merodeó poco el área de Pinto. Cuando lo hizo fue capitaneado por Aduritz, el delantero de San Sebastián bajo todos los melones que le envió su portero para transformarlos en buenos balones para sus compañeros. Independientemente de eso, puso en jaque al Camp Nou. Primero mandó un balón blando a las manos de Pinto, luego hizo sonar los cimientos del estadio del Barcelona con una chilena que firmaría Ronaldinho y por último, aprovechó un robo de Muniaín para marcar ante Pinto y abrir la caja de pandora culé.
Todo estaba vendido, el Barça iba perdiendo y el Camp Nou ya había juzgado a los protagonistas con silbidos y pañuelos. Cesc entraba por Xavi y el de Arenys se llevaba la pitada de una afición que explotó con el gol rojiblanco, con todo ese clima el Barça tenía que remar a contracorriente y sacar el coraje pertinente para remontar ante el cuarto clasificado, después de salir herido de muerte en la semana anterior. Entonces cuando el Barça rozaba el abismo, el esfuerzo personificado, Pedro, volvió a reavivar la llama de la Liga en Can Barça. Después que Alves se marchara de tres contrarios y Alexis disparara al bulto, el tinerfeño puso la pierna para empatar el partido y calmar los ánimos. Sin tiempo para asimilar la reacción de los catalanes, Messi hizo hervir el Camp Nou y recogió los galones que había perdido en los últimos encuentros. El 10 azulgrana marcó gracias a una falta que el mismo había recibido, puso las cosas en su sitio y la afición se volvió a rendir ante un crack que para su gente es intocable. El Barça sacó las uñas y protegió un triunfo que debe servir como lección para compromisos futuros, el trabajo incansable de los hombres de Martino recompensó a un equipo que sudó sangre para batir a un Athlétic de Champions.
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